domingo, 10 de mayo de 2015

LOS POBRES NO EXISTEN

Miguel Zúñiga.- ¿Por qué aceptar todavía algunas definiciones que limitan nuestra humanidad?, ¿por qué no buscar el contar nuestras propias historias a partir de un conocimiento más amplio de la realidad? Para hacerlo, tomaremos como base una publicación de Javier Iguíñiz "Desarrollo, libertad y liberación", y a partir de allí iremos profundizando, cuestionando y construyendo algunos conceptos.

En este libro, Javier Iguíñiz, nos habla sobre un tema que comúnmente manejamos y, hasta cierto momento, dominamos: el desarrollo, y esto lo liga a la vida y la libertad, hasta que uno y otro llegan a incluirse. La libertad redefine la vida y la pobreza -diría las pobrezas-, "fuentes de privación de libertades", restringen la libertad. Allí es donde nos plantea un cambio en el debate, quizá nos quiera decir lo que Mateo dijo: "el que tiene oídos para oír, oiga".

Resalta los planteamientos de Amartya Sen, quien en "El desarrollo como libertad" (Ver "Desarrollo como Libertad") explica conceptos claves: 1) "El desarrollo puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos", 2) La necesidad de centrar la mirada en el individuo, y 3) A no confundir fines con medios. Amartya Sen reflexiona que lo que el desarrollo debe promover son las libertades, los fines del desarrollo, lo cual lleva a poner en el centro del debate a las personas, y no en los medios, pero sí en que estos factores (económicos, políticos, sociales, etc.) contribuyen a expandir éstas libertades, e implícitamente señala al desarrollo como el proceso de liberación; dice claramente cuáles son las fuentes de privación de libertades, tan rutinarios en nuestro día a día, desde lo más complejo como la pobreza, y otras tan "inocentes" como la falta de servicios, de programas epidemiológicos, de sistemas organizados de salud o de educación o de instituciones eficaces para el mantenimiento de la paz y el orden locales (Sen, 1999).


También resalta los planteamientos de Gustavo Gutiérrez cuando señala que se busca poner el desarrollo en una visión histórica en la que la humanidad asume su propio destino, y que designa con el término de liberación, y explica a ésta como "la liberación de todo aquellos que limita o impide al hombre la realización de sí mismo, de todo aquello que traba el acceso o el ejercicio de su libertad" (Gutiérrez, 1971). Javier Iguíñiz hace aquí un análisis de esta relación: la libertad como fines y la liberación como medios, "el ejercicio de la libertad incluye el esfuerzo por conquistar niveles más altos de libertad, esto es, liberarse. Y liberarse tiene por objetivo la libertad".

Uno de los cuestionamientos que resulta necesario hacer es por qué tenemos que seguir utilizando en nuestra cotidianidad la palabra pobre? En la actualidad, este uso ha llegado al extremo de convertir la palabra pobre no sólo como un adjetivo, como señala la Real Academia Española (RAE), sino, además, como sujeto, como si pobre fuera una clase de persona que intrínsecamente es pobre o como si su única característica es ser pobre o que bastara ésta para describirla por completo. Nuestra sociedad se ha encargado de construir "lo pobre", de darle forma, de moldearlo. Quizá no sea mejor hablar de "lo pobre", sino de "lo -empobrecido".  Las personas no son pobres, han sido empobrecidas. 

Esta propuesta no es nueva, Helio Gallardo, en su relato sobre "Imaginarios sobre el pobre en América Latina" (Ver "Imaginarios sobre el pobre en América Latina..."), señala que "a veces, estos imaginarios sostienen una mirada compasiva sobre el pobre....La mayor parte de estas sensibilidades construye al pobre precisamente como una condición o carácter: se es pobre como se es perro o maleza", por ello también  tiene la necesidad, a efectos analíticos, de distinguir entre el pobre como estado y el empobrecido: "Empobrecido designa, en cambio, no sólo el efecto, sino los procesos mediante los cuales se constituye al pobre" (Gallardo, 2002). Tal como para la época, según describe Gustavo Gutiérrez en "Teología de la liberación" (Gutiérrez, 1988), se considera al pobre: "El término pobre encierra una realidad compleja, Tal vez la mejor aproximación a ella consiste en decir que pobre es el insignificante, aquel que no es relevante para la sociedad y cuyos derechos más elementales a la vida, a la libertad y la justicia son violados permanentemente".

Según relata Javier Iguíñiz, Amartya Sen ve la pobreza desde lo que ella significa para la libertad de las personas: "en esta perspectiva, la pobreza de una vida no reside solamente en el estado de pobreza en que la persona vive, pero también en la falta de reales oportunidades -dadas por las restricciones sociales y también por las circunstancias personales- para escoger otros tipos de vida. La pobreza es, pues, en última instancia una cuestión de privación de capacidades".  También, Gustavo Gutiérrez, en "Densidad del presente" (Gutiérrez, 1996), señala que "El pobre no sólo tiene carencias, sino también posee posibilidades y capacidades para cambiar su situación. Pobre en este caso es tanto el individuo como la nación. Esto exige la creación de condiciones apropiadas para el ejercicio de estas habilidades", aunque persiste en la personificación de lo pobre, lo reconoce como sujeto con otras características, como sujeto que posee capacidades. Además, nuevamente, deja explícito que esta situación es construida socialmente, lo cual  había mencionado en "La fuerza histórica de los pobres" (Gutiérrez, 1979): "Pero el pobre no existe como un hecho fatal, su existencia no es neutra políticamente, ni inocente éticamente. El pobre es el subproducto del sistema en que vivimos y del que somos responsable".

Finalmente, Javier Iguíniz, resalta los conceptos más importantes y coincidentes en Amartya Sen y Gustavo Gutiérrez: "la vida como criterio principal de evaluación de lo que es el desarrollo", ambos"ponen la vida de las personas en el centro del problema social".  Además,  señala que sus propuestas tienen una triple entrada común: "1) el hecho de que la vida del pobre es cercenada prematuramente, 2) recogen del mundo moderno una concepción de lo que es vivir en la que la libertad respecto de las restricciones que imponen las "circunstancias" es fundamental, 3) se asocia lo anterior con una manera de entender la razón de vivir que va más allá de la posesión de cosas, y que la sitúa en el plano de los valores y en el de la apertura de las opciones de vida".

La pobreza es construida. Las condiciones de pobreza  son los que limitan a una persona decidir el rumbo de su vida. La pobreza definida como acceso a los bienes y servicios es limitada, sin embargo aún bajo esta definición tan restringida,  ningún bien que sea necesario para satisfacer las necesidades básicas, sobre todo aquellos que son privados, deberían ser tan elevados en competitividad o precio que sean imposible que cualquier persona puede llegar a ellos, por medio de sus capacidades.

Les dejo el video de la conferencia para TED.com por Chimamanda Ngozi Adichie, una  escritora nigeriana que nos cuenta el peligro de una sola historia.


En agradecimiento a una compañera mexicana que me dio la motivación de escribir nuestras reflexiones y de pensar que es posible eliminar la palabra pobre del diccionario de la RAE, o cuando menos de nuestro imaginario de lo pobre como sujeto.

La RAE considera pobre como adjetivos de 1) necesitado, que no tienen lo necesario para vivir, 2) escaso insuficiente, 3) humilde, de poco valor o entidad, 4) infeliz, desdichado y triste, 5) pacífico, quieto y de buen genio e intención, 6) corto de ánimo y espíritu.

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