viernes, 5 de mayo de 2017

EN DEFENSA DE LA ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD



Así como se ha visto afectada la perspectiva de la Salud Pública con la eliminación de las plazas de residencia médica de la Especialidad de Gestión de Salud de la UNMSM, hay un aspecto muy preocupante con respecto a la orientación que se ha efectuado con la distribución de plazas de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, en la cual se observa un enfoque sesgado sobre las prioridades de atender en el Sector Salud. Esto en relación a que el CONAREME ha dispuesto -sorpresivamente (sin ningún estudio previo y evaluación del estado actual de los establecimientos del Primer Nivel de atención)- la reducción de dichas plazas a nivel del área hospitalaria y de las sedes administrativas que fueron extinguidas recientemente, considerando aquellos que se encuentran en los centros asistenciales del primer nivel de atención. Esto infiere un concepto errado de lo que se conoce como Atención Primaria de la Salud (APS)

La actual gestión Ministerio de Salud ha propuesto cambios que han afectado el enfoque de la APS a nivel nacional, muy a pesar de estipular textualmente en su plan de gobierno énfasis a la atención primaria de salud. Esta situación deja claro la desarticulación del anuncio electoral y la capacidad por generar la reorientación del sistema de salud, impactando negativamente en su ROF y Organigrama, la capacidad de gestión y de toma de decisiones. Esta condición ha estado aunada también a otras medidas lesivas como la eliminación de las Direcciones de Salud (DISAs) y el IGSS, además de la recentralización de Direcciones ya mencionada, aumentando la incertidumbre sobre la direccionalidad que necesita el Sistema de Salud en lo que concierne a la Accesibilidad o Primer Contacto, Cupo y Longitudinalidad, Integralidad y Coordinación, elementos esenciales de la APS.

La Atención Primaria de la Salud es pilar fundamental en modelos de salud de diversos países, ya que es una forma eficaz de enfrentar los problemas de salud, con equidad y justicia y dentro de restricciones económicas cada vez mayores, siendo una estrategia que responde a importantes cambios en los terrenos social, político y económico. La APS no es un programa especial con misérrimo presupuesto con atenciones muy elementales y menos un paquete de actividades mínimas con carácter de limosna. Asimismo, no es el nivel más periférico de un sistema de atención médica ni un servicio auxiliar ni reparativo dentro del contexto tradicional de salud. Y este es el aspecto más preocupante de la actual gestión, con una orientación equivocada sobre cómo implementar esta estrategia, viéndose en la actualidad poco desarrollada y relegada constantemente en la agenda sanitaria.

Así, se debería considerar las experiencias de otros países en cuanto a formación de Médicos de Familia, que sostienen la estrategia de tránsito del médico residente entre establecimientos de mayor complejidad y de menor complejidad, en donde en este último deben garantizarse las condiciones ideales para el adecuado trabajo del futuro Médico de Familia, involucrando el ámbito comunitario, en la cual se integren los servicios de los tres niveles de atención. Estas decisiones erradas no hacen más que contribuir al colapso de nuestro sistema sanitario, cuyos problemas de salud hubieran sido resueltos desde el primer nivel de atención, el cual debe desarrollarse tanto en cantidad como en calidad.

La experiencia respecto a la implementación de la APS en nuestro país ha sido limitada, y medidas como la reducción de plazas no hace sino demostrar que el enfoque a nivel del MINSA es reduccionista, pues muestra un predominio de acciones recuperativas centradas en las personas y fragmentada por etapa de vida sobre otras acciones requeridas en la familia, la comunidad y el entorno, y que no ha sido capaz de enfrentar la segmentación y fragmentación del sistema, con la consecuente demanda insatisfecha. A ello se añade el problema de desprotección financiera en salud y el déficit de recursos humanos, que adolece todo el sistema de salud.

En esta medida no está excluida de responsabilidad la Universidad, la cual comparte debido a una falta de previsión ante la eventualidad, siendo uno de sus aspectos de enseñanza ya inculcados el de la atención comunitaria, además de no contar con el personal docente adecuado en el primer nivel de atención que  pueda ejercer el tutelaje requerido, el cual ayuda al residente de dicha especialidad  afianzar conocimientos dentro de ese ámbito, con un peligro de generar profesionales sin un perfil completo y restringido sobre su especialidad. Esto en relación también a que en los EESS de primer nivel no están preparados ni logísticamente ni técnicamente para afrontar este gran reto, lo que evidencia una falta de un trabajo consensuado entre MINSA y el claustro académico.

Es por eso que alertamos el riesgo de no tener las sedes del primer nivel en condiciones para afrontar este reto, además de considerar que la asignación del médico familiar no debe circunscribirse solamente en el primer nivel, debiendo para ello transitar por los niveles hospitalarios.

Por lo expuesto, sostenemos que campo clínico para desarrollar dicha especialidad no se circunscribe solamente al primer nivel de atención, sino a todo el sistema de salud en su visión integral, tanto a nivel central como descentralizado. Porque con ello se contribuirá a la disminución de los costos de cuidados de la salud, mejora el acceso a los servicios y mayor equidad en salud, logros que se ven reflejados en mejores resultados en salud de las personas, las familias y la sociedad, mejorando la equidad porque su enfoque es menos costoso y más rentable si se comparan con los sistemas orientados hacia la atención especializada. Y con ello se minimizan los gastos de bolsillo y los costos indirectos de la atención de salud, poniendo énfasis en la universalización de la cobertura para eliminar los factores socio–económicos que actúan como barreras para el acceso a la atención necesaria.
  

Primero la primaria.

  

NOTA: Ya en este Blog se ha propuesto un Sistema orientado a la Atención Primaria de Salud:
http://concertasaludperu.blogspot.pe/2016/09/primero-la-primaria.html

miércoles, 15 de febrero de 2017

LA CORRUPCIÓN MATA

Boris O. Verona Mesíaa 
Antonio Martin Rivas Sarmientob

La corrupción genera efectos perversos en las estructuras políticas, económicas y sociales de las naciones. De acuerdo a diversas investigaciones, la corrupción reduce la eficiencia e institucionalidad del Estado y afecta importantes variables macroeconómicas como la inversión interna y externa, el PIB per cápita, la inflación, y en general el crecimiento y desarrollo económico de los países. Así mismo cabe destacar que la corrupción tiene efectos negativos sobre los gastos en salud y educación, la calidad de estos servicios y, en general el desarrollo humano de los pueblos, la desigualdad en la distribución del ingreso y la pobreza.

En países en desarrollo, como el nuestro, la corrupción constituye una falla sistémica del gobierno, en el que se ven comprometidas las principales instituciones responsables de garantizar la observancia de la ética y las normas de integridad, y hacer cumplir el estado de derecho. Para Miró Quesada Cantuarias, la corrupción, es un fenómeno social, político y económico que socava a las instituciones democráticas, y que ha existido desde los tiempos más antiguos. Quiroz Norris, en su libro La Historia de la Corrupción en el Perú, enfatiza que el origen de la corrupción en nuestro país se remonta a la época colonial. Para Él, la corrupción es el inadecuado uso que se le da al poder político-burocrático por parte de camarillas de funcionarios, coludidos con mezquinos intereses privados, que buscan obtener ventajas económicas o políticas contrarias a las metas del desarrollo social, mediante la malversación o el desvío de recursos públicos.

La Asociación Transparencia Internacional, anualmente publica el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC). Nuestro país en el período 2012 - 2014, obtuvo una puntuación de 38 puntos, sin embargo para el año 2015, el país consiguió 36 puntos de IPC, ubicándonos en una posición preocupante, frente a la performance de otros países de la región, como Uruguay (74/100 puntos) y Chile (70/100). En la Novena Encuesta Nacional sobre Corrupción del año 2015, realizada por Proética e Ipsos, se encuentra que el 46% de los encuestados considera a la corrupción como uno de los principales problemas del país, asimismo, el 61% de los encuestados considera que la corrupción de funcionarios y autoridades es un problema específico del Estado y el  85% considera que el Gobierno Central es poco o nada eficaz en la lucha contra la corrupción.
Por otro lado, los recursos invertidos en los sectores de salud en todo el mundo bordean los 5.3 billones de dólares americanos anualmente según estimaciones de la OMS, ofreciendo oportunidades lucrativas para el abuso y la obtención de ganancias ilícitas. Estimaciones conservadoras indican que en América Latina probablemente alrededor de 28 millones de dólares americanos que provienen de los servicios de salud son malversados o desviados anualmente.

En nuestro país el Sistema de Salud es fragmentado y segmentado, conformado por varios subsistemas: el Ministerio de Salud (MINSA), la entidad del Seguro Social de Salud (EsSalud), las fuerzas armadas y la policía, y el sector privado. El sector salud adolece de poca coordinación interinstitucional y sufre la presión ejercida por parte de grupos económicos y profesionales que buscan satisfacer sus interes. Para Karen Hussmann esta conformación constituye un factor de riesgo para el desarrollo de corrupción pues dificulta la introducción de reformas para mejorar la transparencia y enfrentar los riesgos de corrupción en todo el sector.

En un análisis del Subsistema MINSA, la investigadora, evidencia claramente elementos que contribuyen a la gesta de corrupción:

  • Ausentismo laboral y derivación de pacientes a la práctica privada.
  • Destaca que los gerentes tienen mayor interés en estructuras funcionales y una mayor discrecionalidad en la gestión de personal (compra de puestos de trabajo).
  • La gestión de medicamentos y suministros, así como la gestión de activos en los establecimientos de servicios de salud son vulnerables a abusos.
  • La gestión de información es deficiente y ayuda a ocultar prácticas corruptas y existe alguna evidencia de que el personal se resiste a mejoras de información que puedan revelar sus abusos.
  • Llama la atención que la corrupción suele predominar en debates públicos y políticos, pero se convierte en una especie de tabú en debates técnicos del sector salud.
  • En el aspecto relacionado a la cultura organizacional, ella encuentra que existe una "cultura de miedo", basada en preocupaciones por perder puestos de trabajo, no existen las condiciones adecuadas para promover una "cultura de quejas e informes", existe el temor de represalias, tanto entre los funcionarios públicos como proveedores, y el carácter relativamente cerrado de la profesión médica.
  • Por tanto, no existe todavía una conciencia o voluntad para abordar proactivamente los riesgos de corrupción de manera sistemática y priorizada.

Figura N° 01: Mapa de riesgos de corrupción en el sub-sistema MINSA, propuesto por Hussmann.





























[1] Hussmann, K. Vulnerabilidades a la corrupción en el sector salud: perspectivas de américa latina en los sub-sistemas para los pobres (con un enfoque especial en el nivel sub-nacional). PNUD, 2011
[2] Ortiz Benavides, E. Efectos de la corrupción sobre la calidad de la salud y educación en Colombia 2004 -2010. TENDENCIAS, 2012.
[3] Hope, R. Contextualizing Corruption in the Health Sector in Developing Countries: Reflections on Policy to Manage the Risks. World Medical & Health Policy, 2015
[4] Quiroz, A. La Historia de la Corrupción en el Perú.
[5] Shack Yalta, N. Apuntes sobre Corrupción y Gestión pública en el Perú. 2016

a Médico Cirujano (USMP). Máster en Salud Pública (Escuela Andaluza de Salud Pública).
b Médico Cirujano (ELAM). Residente 2do. Año Gestión en Salud. UNMSM